"Pocas son las figuras en la música mexicana del Siglo XX cuya trayectoria haya influido tanto en el desarrollo de este arte, como lo es en el caso de José F. Vásquez, factor múltiple que lo mismo enseña la técnica de su oficio, que ejecuta un repertorio mixto, así en el recital juvenil como en el podio de su etapa...
Bibliografía y otros textos
Bibliografía y hemeroteca
La ofrenda, ballet de José F. Vásquez
Por Música en México febrero 18, 2021.
No obstante la diversidad del catálogo Vásquez, la mayoría de su obra denota su predilección por el piano y por la voz humana, algo que quedó plasmado en su producción operística, en su numerosa creación de lieder, o en el réquiem y en las cantatas, el compositor incursionó en la creación de un ballet que no solo resalta por su singularidad sino además por el lenguaje musical utilizado.
Escrito en el transcurso de 1931, el ballet La ofrenda está fundado en un texto de exaltación azteca escrito por Manuel M. Bermejo. La acción se desarrolla en dieciséis partes. La música compuesta por Vásquez para esta escena mítica no utiliza material indio. En su lugar aparecen efectos en percusiones y alientos, que aproximan al escucha a una atmósfera mágica, irreal, en vez de acercarles fieles impresiones arqueológicas o étnicas.
Se trata de una obra maestra tanto por el manejo orquestal y el subsecuente aprovechamiento de texturas, como por el esqueleto formal que le cohesiona. Junto con las sinfonías segunda y tercera, probablemente constituya la aportación orquestal más notoria de Vásquez a la música mexicana del siglo XX. El compositor no pudo presenciar nunca esta partitura coreografiada, tal vez por la estrecha relación de los grupos modernos de ballet con el ámbito chavista.
La ofrenda, se estrenó el 18 de noviembre de 1937 en el teatro Abelardo L. Rodríguez, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad, encabezada por el primer director huésped que actuara frente a este conjunto, Manuel M. Ponce.
Fuente:
- josefvasquez.com
- José F. Vásquez - "Una voz que a los oídos llega" de Gabriel Pareyón - Secretaría de Cultura del Edo. de Jalisco - 1996
Rescatan obra de José F Vásquez
Joya sinfónica vive despertar
Su
Concierto No 1 para violín y orquesta regresa del olvido en su
centenario.
La misión de revalorar la obra del compositor jalisciense José F Vásquez 1896 1961 da un nuevo fruto con la edición digital revisada de su Concierto No 1 para violín y orquesta a cien años de su creación
Una obra temprana en su producción fechada en 1921 escrita aún bajo el influjo de la música alemana evidente en el tipo de melodías y dramatismo considera el director de orquesta y violinista Ludwig Carrasco responsable del rescate.
Fue estrenada en 1939 con Ezequiel Sierra como solista y la Sinfónica de la Universidad hoy OFUNAM dirigida por el propio Vásquez para después caer en el olvido. Un concierto virtuoso y temprano define Carrasco. Posiblemente Vásquez todavía estaba explorando maneras de componer y también hay una cercanía con la escritura para piano. Quizá porque sonaba un poco a música alemana esque cayó en el olvido considera en una época en que el nacionalismo desplazó el trabajo de compositores como Julián Carrillo y Manuel M Ponce. Creo que la música de Vásquez sufrió ese mismo destino por esas inclinaciones centroeuropeas un poco más posrománticas y que se pueden percibir perfectamente. Incluso al inicio del tercer movimiento de este concierto hay un guiño cercano a la Sonata a Kreutzer de Beethoven. De esto seguramente a oídos posteriores de un nacionalista se haya dicho: Esto no tiene nada que ver con nuestro nuevo movimiento, expone Carrasco, músico preocupado por el rescate de la obra de otros compositores del País caídos en el olvido, como Manuel Reyes Meave y Arnulfo Miramontes.
El concierto de Vásquez a su juicio debería ser parte del repertorio de los violinistas mexicanos con una clara
cercanía con el Concierto para violín No 1 de Max Bruch, obra obligada en los estudios de nivel superior.
Sus esfuerzos por rescatar la obra datan de una década atrás cuando se cumplieron 50 años de la muerte del compositor, Carrasco atraído por su legado localizó la partitura en la biblioteca de la Facultad de Música de la UNAM. A partir de una copia no muy legible hizo una primera transcripcióny reestreno el concierto en 2013 en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes con la Sinfónica Juvenil Carlos Chávez hoy Orquesta Escuela Carlos Chávez, y la batuta huésped de José Luis Castillo
Después no se volvió a tocar a pesar de los esfuerzos de Carrasco por difundirlo entre sus colegas directores.
La edición digital revisada es posterior a ese reestreno, una revisión exhaustiva de aquella transcripción con
la enmienda de posibles errores atribuibles al copista. Con este rescate la obra estará disponible para cualquier orquesta interesada en tocarla y Carrasco ambiciona contar con una grabación profesional de la pieza junto con alguna otra de su catálogo en cuanto la pandemia lo permita. Para ello hizo una reducción al piano del concierto para facilitar su estudio y difusión con el interés de poder ser integrado a los repertorios. Esta adaptación estará disponible de manera gratuita en formato digital en la presentación de la obra, que se llevará a cabo hoy a las 13 00 horas en el Facebook del director: ludwigcarrasco, con la participación de José J Vásquez Torres, hijo y heredero universal del compositor, la investigadora Enid Negrete, y el musicólogo Gabriel Pareyón.
Un compositor prolifico
El compositor José F Vásquez compuso casi 200 obras una producción abundante que incluye siete óperas sinfonías y diversos conciertos para piano violín y orquestas además de poemas sinfónicos, sinfoniettas, lieder, y una misa de réquiem.
Según su hijo José J Vásquez Torres, el 90 por ciento de su creación completa ha podido ser recuperada o localizada. De acuerdo a mis cálculos podrían estar aún extraviadas y sin ninguna pista una veintena de obras, tal vez un poco menos, calcula.
En 2020 Vásquez Torres, habilitó el sitio wwwjosefvasquez.com, dedicado a su padre y a su legado; un proyecto derivado de un rescate emprendido por la investigadora Enid Negrete para el Centro Nacional de Investigación Documentación e Información Musical CENIDIM.
Con el catálogo más actualizado, añade, se puede decir que el archivo del músico sigue diversificado con dos grandes grupos, uno en la Facultad de Música de la UNAM, y el otro en el CENIDIM, este último ya digitalizado.
Erika P. Bucio - Diario Reforma - Febrero 5 de 2021.
Ludwig Carrasco presentará una edición digital revisada del Concierto número 1 para violín y orquesta, un proyecto de recuperación hecho de manera independiente.
La partitura se dará a conocer en línea, el viernes 5 de febrero a las 13 horas, en conmemoración del 60 aniversario luctuoso de su autor.
Participarán también José J. Vásquez, hijo y heredero universal del acervo de Vásquez; la investigadora Enid Negrete y el musicólogo Gabriel Pareyón
A cien años de su creación, el violinista y director de orquesta mexicano Ludwig Carrasco Curíntzita presentará la edición revisada de una joya del repertorio sinfónico nacional, que al igual que su autor, ha sido rescatada del olvido: el Concierto número 1 para violín y orquesta, del compositor mexicano José F. Vásquez (1896-1961).
Esta nueva edición fue producto de una minuciosa reconstrucción de la obra que Carrasco, violinista y director orquestal, realizó de manera independiente y que conmemorará el 60 aniversario luctuoso del compositor jalisciense, a cumplirse el próximo 19 de diciembre.
El rescate de la partitura parte del hallazgo del manuscrito, el cual está resguardado en la Biblioteca de la Facultad de Música de la UNAM, donde Ludwig Carrasco lo encontró por casualidad.
"Conocía poco sobre él. Por suerte estaba ahí y pude obtener una copia, que no era muy legible. Hice una transcripción y una edición rigurosa para poder tener todas las partes de la orquesta, para su reestreno", explica su descubridor, también director artístico de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA).
Tras su estreno en 1939, con Ezequiel Sierra como solista, y la Orquesta Sinfónica de la Universidad -hoy transformada en la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM)- bajo la batuta del propio Vásquez, Ludwig Carrasco ha sido el único músico en reestrenar la pieza. Lo hizo en 2013, en la Sala Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes, a 92 años de aquella premier. Estuvo acompañado por la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez, con la dirección huésped de José Luis Castillo.
Carrasco Curíntzita, nacido en Morelia, asegura que no se ha vuelto a tocar desde entonces. El documento que presenta ahora, detalla, es producto de una revisión posterior a ese reestreno.
El concierto, fechado en 1921, está escrito en un estilo romántico. "Es una obra todavía de juventud, en la que (Vásquez) está explorando ciertos caminos musicales, pero tiene una gran vena lírica, que hace que sea muy atractivo, con ciertos ecos del romanticismo alemán, y es muy virtuoso", precisa. "Es una obra muy valiosa porque, por desgracia, en México los conciertos para violín del repertorio se pueden contar con los dedos de la mano".
La intención de Ludwig Carrasco y la de José J. Vásquez, hijo y heredero universal del legado del compositor oriundo de Arandas, Jalisco, con quien ha gestionado este rescate, es hacer justicia a una figura que reviste la mayor relevancia en la vida cultural de México.
Y es que, hasta donde se conoce, la vastedad del catálogo de José F. Vásquez está integrado por más de 200 obras que incluyen cuatro sinfonías, tres conciertos para piano y dos para violín y orquesta, además de música para ballet y siete óperas, de las cuales dos fueron estrenadas por Plácido Domingo en su juventud.
Más aún, Vásquez fue asimismo un imparable promotor musical y creador de instituciones torales en México: fundó la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la actual Facultad de Música de esa casa de estudios, también sentó las bases del proyecto que dio forma a Radio UNAM, además de la Escuela Libre de Música que lleva su nombre, o la Compañía Mexicana de Ópera, dedicada exclusivamente al repertorio nacional.
"Lo que queremos con este rescate es, en primera instancia, difundir el legado de José F. Vásquez entre los músicos de México y del extranjero. Que los violinistas profesionales y estudiantes puedan conocer y montar esta obra e incorporarla al repertorio tradicional de sus estudios universitarios, y eventualmente al de las orquestas del país, pues con excepción de algunas canciones y obras para piano, o de sus Tres acuarelas, su creación orquestal es prácticamente inexistente en nuestras salas de concierto; sus óperas y ballets tampoco se montan nunca", lamenta.
El olvido en torno a la figura de José F. Vásquez comienza, sin embargo, a disiparse. En 2020, su hijo dio a conocer el sitio web www.josefvasquez.com, en donde puede consultarse el catálogo de su padre. Fue un proyecto desprendido del rescate del archivo del compositor (aún no completo ni reunificado en su totalidad), hecho por la investigadora mexicana Enid Negrete para el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim).
Para hacer más accesible el Concierto número 1 para violín y orquesta entre los intérpretes, Carrasco Curíntzita hizo una adaptación para violín y piano, la cual estará disponible de manera gratuita en formato digital, para aquellos músicos profesionales y estudiantes que deseen obtener una copia el día de la presentación. Esta tendrá lugar el viernes 5 de febrero, a las 13 horas, a través de la página: www.facebook.com/ludwigcarrasco. Contará con la participación de José J. Vásquez, la investigadora Enid Negrete y el compositor y musicólogo mexicano Gabriel Pareyón.
Bitácora CDMX - Omar - Febrero 5 de 2021.
Las imágenes inferiores muestran la carátula de las partituras editadas del Concierto No. 1 para violín y orquesta de José F. Vásquez, Reducción para piano, y Partitura general, respectivamente.
Director de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes recupera obra de José F. Vásquez
El Concierto número 1 para violín y orquesta se presentará mañana a las 13:00 horas, a través del Facebook del Ludwig Carrasco.
Xavier Quirarte - Ciudad de México / 04.02.2021 18:09:38
De acuerdo con Ludwig Carrasco, "es primordial que las instituciones y los intérpretes nos impliquemos más en el legado que han dejado nuestros compositores en los últimos siglos, como es el caso de José F. Vásquez (1896-1961)".
Para el director de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, "Vásquez es una figura fundamental en la historia de la música mexicana, pero por desgracia su trabajo a favor de la música de concierto no ha sido valorado lo suficiente ni todo el archivo de composiciones que dejó para las futuras generaciones".
Tal es el caso del Concierto número 1 para violín y orquesta, partitura recuperada por Carrasco que será presentada de manera virtual el viernes 5 de febrero a las 13:00 horas, a través del Facebook de Ludwig Carrasco. También participarán José J. Vásquez, hijo y heredero universal del acervo del compositor, la investigadora Enid Negrete y el musicólogo Gabriel Pareyón.
Carrasco dice en entrevista que la importancia de esta obra "es mayúscula porque el repertorio de conciertos para violín y orquesta no es muy amplio en el país. Tenemos ejemplos muy destacados, como los de Blas Galindo, Manuel M. Ponce y Rodolfo Halffter -quien nació en España, pero vivió mucho tiempo en México-, pero no hay muchos, menos en una línea romántica, como la de Vásquez, pues las otras son más del periodo nacionalista o incluso neoclásico. Su concierto es descendiente, por ejemplo, de las obras de Max Bruch o incluso de Felix Mendelssohn".
-¿El que no haya sido reconocido pudo ser porque no se adhirió al nacionalismo?
Posiblemente. No tengo una teoría exacta, pero, por lo que he podido ver, aquella ideología de crear una identidad nacional, que se impulsó desde el gobierno, dejó de lado a muchos compositores, como el caso de Vásquez o Miguel Bernal Jiménez. Luego también influyen otros factores, como en el caso de Vásquez y otros compositores, cuyo legado se perdió o quedaron algunos archivos, pero la falta de interés institucional y de los músicos llevó a que sus partituras acumularan polvo y sólo quedaran como un dato bibliográfico en algunas enciclopedias o libros de historia.
-¿Cómo ubicó esta partitura?
Hace años había entrado en contacto con la figura de Vásquez pues conocía un poco su biografía y me parecía un personaje fascinante, porque también como director de orquesta fue muy importante en la primera mitad del siglo XX. Fue de los primeros mexicanos que tuvieron una proyección internacional en Estados Unidos, Europa y Asia, pero también porque creó una compañía de ópera mexicana. Gracias a eso, muchos compositores mexicanos pudieron ver representadas sus obras, pero por desgracia muchas de ellas han pasado al olvido.
Tenía interés en conocer su música y no localizaba nada en varios archivos, hasta que un día fui a la biblioteca de la Facultad de Música de la UNAM y vi que tenían algunas partituras suyas. Había una fotocopia de la partitura original de este concierto, un poco en mal estado, pero gracias a ella pude conocer la obra y hacer una primera transcripción un poco casera, por decirlo de alguna manera, para poder hacer el reestreno después de décadas de estar en silencio. Posteriormente hice una revisión más detallada y es la que vamos a presentar.
-¿Cuál es su expectativa sobre esta obra?
La idea es que el Concierto para piano y orquesta tome un lugar más importante dentro del repertorio musical mexicano y, esperemos, extranjero. También hice una adaptación para violín y piano, la cual estará disponible de manera gratuita en formato digital, para aquellos músicos profesionales y estudiantes que deseen obtener una copia el día de la presentación.
Lo que queremos con este rescate es, en primera instancia, difundir el legado de José F. Vásquez entre los músicos. Que los violinistas profesionales y estudiantes puedan conocer y montar esta obra e incorporarla al repertorio tradicional de sus estudios universitarios, y eventualmente al de las orquestas del país, pues con excepción de algunas canciones y obras para piano, o de sus Tres acuarelas, su creación orquestal es prácticamente inexistente en nuestras salas de concierto; sus óperas y ballets tampoco se montan nunca.
Conmemoran con rescate musical al compositor jalisciense José F. Vásquez en su 60 aniversario luctuoso
En memoria del 60 aniversario luctuoso del compositor jalisciense José F. Vásquez (1896-1961), el violinista y director de orquesta mexicano Ludwig Carrasco Curíntzita presentará la edición revisada de una joya del repertorio sinfónico nacional, que al igual que su autor, ha sido rescatada del olvido: el Concierto número 1 para violín y orquesta, del compositor jalisciense José F. Vásquez.
Esta nueva edición fue producto de una minuciosa reconstrucción de la obra que el músico, oriundo de la ciudad de Arandas, compuso hace 100 años.
Eikon.com.mx - Febrero 5 de 2021.
Ludwig Carrasco recupera del olvido concierto centenario de José F. Vásquez
Por:
La Razón. com.mx - Raúl Campos - 04/02/2021 19:25
Ludwig Carrasco, violinista y director artístico de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), conmemorará los 100 de la creación de la joya sinfónica "Concierto número 1 para violín y orquesta", del compositor mexicano José F. Vásquez, la cual rescató del olvido.
Tras encontrar el manuscrito de la obra por causalidad en la biblioteca de Facultad de Música de la UNAM, Carrasco realizó de manera independiente un minucioso trabajo de reconstrucción.
El músico dará a conocer la partitura este viernes 5 de febrero, día en que se conmemoran los 60 años del fallecimiento de José F. Vásquez, a las 13:00 horas; a través de su página de Facebook.
Concierto de José F. Vásquez será acercado a amantes de la música clásica
Una búsqueda en la Biblioteca de la Facultad de Música de la UNAM, alrededor del año 2011, llevó al violinista y director de orquesta mexicano Ludwig Carrasco Curíntzita a descubrir una pieza que fue rescatada del olvido: el "Concierto Número 1 para Violín y Orquesta", del compositor jalisciense, originario de Arandas, José F. Vásquez.
"Alrededor del 2011 fue que empezó un poco la gestación de este proyecto, justamente cuando eran los 50 años del fallecimiento de José Vásquez quien, por cierto, nació allá en Jalisco, y me interesó mucho su biografía, porque fue un trotamundos, de los primeros directores de orquesta internacional que hemos tenido acá en México y también como compositor", recordó Carrasco, quien ha sido director titular de la Orquesta Filarmónica de Querétaro.
"Empecé yo a buscar en diversos archivos, en orquestas, no encontraba nada, por supuesto no había nada sobre él, de ninguna de sus partituras y fui a dar a los archivos de la Escuela de Música, al Conservatorio Nacional, etcétera, y finalmente, en la Facultad de Música de la UNAM encontré que ahí tenían en su catálogo diversas obras, no muchas, pero sí tenían varias de sus obras, y me llamó mucho la atención el 'Concierto de Violín', que vamos a presentar el próximo viernes, ya que por mi formación, aparte de director de orquesta soy violinista. A raíz de esto, ahí tienen la partitura, pero me facilitaron una fotocopia que estaba por ahí traspapelada, que era lo que me podían prestar, porque tienen unas normas bastante estrictas de cuando se pueden ver los manuscritos y quién los puede ver, necesitas seguir un protocolo".
Luego que Carrasco Curíntzita reconstruyera esta pieza de la copia que encontró para su reestreno en 2013, este 5 de febrero será presentada su versión digital para hacer llegar a más gente la obra del jalisciense, de quien se conmemorarán 60 años de su fallecimiento en diciembre.
"Vamos a presentar una versión, digamos ya definitiva digital de esta edición, precisamente para que sea accesible a muchos más violinistas, que esperemos que en un futuro muy próximo sea ya parte formal del repertorio de programación de las orquestas en México y en el extranjero", comentó Carrasco.
Para que esta obra, que en 2021 cumple 100 años de su realización llegue a más público, este 5 de febrero, a las 13:00 horas, en la página de Facebook de Carrasco, se regalará también una partitura a quienes estén interesados en ella.
"Vamos a hacer una presentación de la edición, de hecho son dos ediciones, la primera partitura del director, con la cual van a estar disponibles todas las particellas de los músicos para que cualquier orquesta o cualquier institución que quiera programar la obra, no haya ningún impedimento de que no están los materiales, la segunda cosa que se va presentar es una reducción de violín y piano, a la partitura general se le ha hecho una adaptación a piano, que es algo muy común, porque eso facilita su difusión, no sólo el estudio, sino también para darlo en otro formato", dijo Carrasco.
En esta presentación estarán José J. Vásquez, hijo y heredero del maestro Vásquez, Enid Negrete y Gabriel Pareyón.
"Ellos van a estar presentes el viernes porque el doctor Pareyón es de los pioneros en la investigación de José F. Vásquez, de hecho publicó el primero, y hasta donde sé, único libro, la única biografía que hay sobre el maestro Vásquez; la doctora Negrete aceptó muy cordialmente estar con nosotros también, porque ella se ha sumado a esta lucha que lleva el hijo de José Vásquez de la recuperación de la obra del compositor", expresó Carrasco.
El objetivo de esta presentación es, según expresó Carrasco, ampliar la presencia de Vásquez en el repertorio de las orquestas mexicanas, que se encuentran envueltas en un círculo vicioso.
"Sigue habiendo una resistencia a programar más música de nuestros compositores, yo lo he mencionado otras veces, es como un círculo vicioso, las orquestas tal vez no quieren programar música mexicana porque el público no la conoce, pero el público no la conoce porque no la programan las orquestas, entonces es un círculo vicioso que tenemos que intentar romper de alguna manera", mencionó Carrasco.
La cita es este 5 de febrero a las 13:00 horas en el Facebook de Carrasco, ludwigcarrasco: www.facebook.com/ludwigcarrasco.
Es una obra hermosa, es una obra muy rica, es una obra romántica, dramática a veces, pero también muy esperanzadora en otros momentos, muy virtuosa, que permite mucho lucimiento del solista.
Ludwig Carrasco, director
Blog de arte y entretenimiento en Guadalajara - Publicado por josearmandogarcia75 - Febrero 4 de 2021.
Liberarán partitura de José F. Vásquez
Una partitura perdida del compositor jalisciense José Francisco Vásquez será reestrenada de manera digital este viernes, en el marco del centenario de su composición.
Durante la presentación virtual del Concierto 1 para violín y orquesta, el heredero del compositor, su hijo José J. Vásquez liberará la versión para violín con acompañamiento para piano para el público en general.
Se presentarán en la transmisión algunos fragmentos de la única ocasión que se ha interpretado el concierto desde su composición en 1921, que fue en su reestreno de 2013, reveló Ludwig Carrasco, director de la Orquesta de Cámara del Instituto Nacional de Bellas Artes (OCBA). El también violinista ha sido responsable de rescatar la partitura junto con el hijo del compositor.
El reestreno digital del concierto se realizará en la página de Facebook de Ludwig Carrasco a las 13 horas del 5 de febrero.
Para Carrasco, la obra del compositor originario de Arandas debería formar parte habitual del catálogo de las orquestas nacionales.
"Deberíamos exigir que este compositor esté presente en nuestras salas de conciertos y en los libros de historia de la música de México", expuso.
La voz de José F. Vásquez es peculiar por su composición post romántica basada en los sistemas europeos, aunque sin ser una copia de la música europea.
"Es una mezcla muy singular y muy personal que hace que su música sea atractiva y por eso estoy convencido de que, si le diéramos al público la oportunidad de escuchar sus óperas, sus ballets, su música orquestal, su música de cámara, tendríamos una mejor visión de lo que era la música del siglo 20 en México", planteó Carrasco.
El nacionalismo de Carlos Chávez y Pablo Moncayo de mediados del siglo 20 opacaron la obra de Vásquez, según el director de la OCBA, pero ello no demerita la calidad de su estilo lírico.
Vásquez fue el primer mexicano en dirigir orquestas como la de la BBC de Londres, las sinfónicas de Kioto, Osaka y de la Radio Imperial de Tokio, en Japón. También fue el primer director en ejecutar música sinfónica y presentar ópera mexicana en el Palacio de Bellas Artes, antes de su inauguración oficial.
Carrasco encontró la partitura del concierto de Vásquez en el archivo de la facultad de música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se dio a la tarea de reconstruirla. Se trataba de fotocopias de los manuscritos y faltaban algunos fragmentos o no eran legibles.
"Hay que aplicar ciertos criterios músico lógicos. O sea, de reconstrucción rigurosa en sentido de analizar la obra muy bien y ver pasajes similares o pasajes idénticos dentro de la misma pieza, que pudieran esclarecer qué es lo que el compositor quería decir, tal vez, donde no se entendía, donde no era claro o donde se hubiera perdido el texto original del compositor", relató Carrasco.
FRASE
"Deberíamos exigir que este compositor esté presente en nuestras salas de conciertos y en los libros de historia de la música de México": Ludwig Carrasco, Director de la OCBA
CITA
El reestreno digital del concierto se realizará en la página de Facebook de Ludwig Carrasco a las 13 horas del 5 de febrero.
ntrguadalajara,com - Juan Levario - Febrero 3 de 2021.
Jose F. Vásquez, un titán mexicano de la música
16/Nov/2020 Yucatán
Por: Ariel Aviles Marin
En todas las latitudes, en todas las épocas, en todos los campos, se cometen injusticias; pensé que esto no aplicaba a la cultura y las artes, ¡Qué equivocado he estado! Uno piensa que, las rivalidades en el campo del arte y la cultura existen, son totalmente naturales, pero no para llegar al nivel de bloquear y tratar de borrar de todo panorama a un personaje que disiente del líder de un movimiento. Y si, además, las circunstancias de vida del personaje ponen lo suyo para el extravío de su obra, se completa lo necesario para eclipsar a un hombre, cuyo brillo debe ser visible desde cualquier punto del orbe, pues su trayectoria, creaciones e iniciativas son tremendamente trascendentes en la cultura de su patria. Tal es el caso del enorme músico mexicano José Francisco Vásquez Cano, jalisciense y mexicano por nacimiento, pero universal por la enorme importancia de sus aportaciones a la música en general. Ah, y además, de una importancia toral para nosotros, pues, pocos los recuerdan, pero fue director de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, en un pasado remoto, pero brillante.
En el año de 1944, el gran músico yucateco, Daniel Ayala Pérez, por encargo del entonces gobernador del estado, Ernesto Novelo Torres, reorganiza la Orquesta Sinfónica de Yucatán; en aquel lejano entonces, totalmente compuesta por músicos locales, circunstancia entendible, pues teníamos academias dirigidas por maestros formados en Europa, y que habían vuelto al terruño para enseñar a las nuevas generaciones; y otras, de maestros llegados a esta tierra, en la cual se establecieron y dejaron escuela. Daniel Ayala, convocó para ayudarlo en la empresa, y para alternar con él y con Luis G. Garavito, en la batuta, a un músico originario de Jalisco, y formado en la Ciudad de México, el maestro José F. Vásquez. Así, llega a nuestra tierra este gran músico mexicano que dejaría una importante labor entre los integrantes de esa nuestra sinfónica de esa época. Pero si bien, José F. Vásquez fue importante para la música en Yucatán, su labor a nivel nacional es de primerísimo orden, y de una importancia mayúscula, que justificaría que su nombre brillara al lado de José Pablo Moncayo, Daniel Ayala, Manuel M. Ponce o Carlos Chávez. José F. Vásquez, fue un importante director, compositor, pianista, académico y gran promotor cultural. Una figura completa en el panorama de la música mexicana del S. XX.
José F. Vásquez, nace en Arandas, Jalisco, el 4 de octubre de 1896. Desde su más temprana infancia da cuenta de su amor por la música, pues pasaba largas horas sentado frente a un viejo piano que había en su casa; sus padres, tenían otros planes para él, así que, venden el piano con el objeto de alejar del niño ese gusto, pero su vocación se impone, y a los trece años, se traslada a la capital para estudiar en el Conservatorio Nacional, donde es discípulo de importantes maestros como Julián Carrillo o Rafael José Tello. Al egresar de la institución, se sostiene dirigiendo grupos pequeños en teatros y salones. En 1910, gana un sonado concurso y es premiado personalmente por el presidente, Gral. Porfirio Díaz. Tal parece que este premio marca negativamente su carrera, pues los músicos de la corriente nacionalista, por este acercamiento con el dictador, lo descalificaron de por vida y lo segregaron de todas sus actividades. Muy pronto empieza a destacar como compositor; su primer éxito es con su Suite de Ballet "La Ofrenda". A partir de 1923, empieza a presentar sus óperas con gran reconocimiento del público, "Citlali", "El Mandarín" y "El Último Sueño", esta última estrenada en el Palacio de Bellas Artes en 1941. En 1929, presenta con gran éxito sus "Tres Acuarelas". Como compositor, en su obra se advierten las influencias de los autores mexicanos Ricardo Castro y José Orduy, y de los europeos, Jules Massenet y Claude Debussy. Su prematura muerte en 1961, y casi en seguida la de su esposa, y la circunstancia de que sus hijos eran aún muy pequeños, provoca el extravío de sus partituras y fotografías testimoniales de sus logros, y permanece en un olvido lamentable por más de treinta años; además, su nombre se registra con un error ortográfico, lo cual causa confusión sobre sus datos, pues aparece con Z en vez de S. Quiere la casualidad que su hijo José Jesús Vásquez Torres se hubiera topado con su obra, en un bazar de La Lagunilla, para que ésta vuelva a la luz y encuentre la difusión que se le debe, como una primera figura de la música mexicana.
Su labor como promotor se inicia con la fundación de la Compañía Nacional de Ópera en 1926, proyecto en el que tiene que asumir el papel de empresario, y los fracasos en este rubro le cuestan mucho dinero. Por un conflicto con el Sindicato de Filarmónicos, se cae una puesta de ópera que ya estaba lista, y en la que había gastado ya en rubros como escenografía y vestuario, luego, en 1928, en una gira del grupo, el pagador huye con los fondos y esto le cuesta la pérdida de sus ahorros y las joyas de su esposa. En 1933, obtiene unos triunfos resonantes, pero que son nuevos fracasos económicos. Su obra como fundador de instituciones, se inicia en 1920, con la creación de la Escuela Libre de Música y Declamación, que hasta la actualidad lleva su nombre. El Conservatorio Nacional de Música, originalmente pertenecía a la Universidad Nacional, lo dirigía Carlos Chávez; al conceder el presidente Emilio Portes Gil la autonomía a ésta, Chávez, separa el conservatorio de la ahora UNAM, lo cual provoca gran inconformidad, y en respuesta, Vázquez funda la Facultad de Música de la UNAM, con el apoyo de importantes músicos como Luis G. Saloma, Angélica Morales y José Roca. Por más de treinta años, Vásquez imparte clases ahí y también en el Conservatorio. Por su gran modestia, nunca fue director de la institución que había creado. Luego, funda la Orquesta Sinfónica de la UNAM, que luego se convierte en la OFUNAM, de la cual es director por más de veinticinco años.
Con figuras de la talla de Daniel Ayala, Silvestre Revueltas, Manuel M. Ponce y José Pablo Moncayo, forma un sólido grupo de promotores de la música nacional de concierto. Fue el primer director en ejecutar ópera en el Palacio de Bellas Artes, aún antes de su conclusión, pues en 1928 dirige la ópera "Atzimba", de Ricardo Castro, que fue la primera ópera presentada en el Teatro Nacional (antes de ser designado como Bellas Artes). Dirigió la Sinfónica de la BBC de Londres. En Japón, dirigió importantes orquestas, incluida la Imperial de Tokio. En la Sala Pleyel, en París, dirige la Sinfónica de Radio France. Dirigió conciertos con grandes solistas como György Sándor, Alfred Brendel, Luis Herrera de la Fuente, Higinio Ruvalcaba o Daniel Ayala. En 1943, es director de la Banda de Música de la Policía de la Ciudad de México, en 1951, dirige también la Orquesta Típica de la Ciudad de México. De 1936 a 1939, dirige Radio UNAM, en el Gobierno de la Ciudad de México, es director de la sección de música. Recibió importantes distinciones; el Estado de Jalisco le nombra Hijo Predilecto, y posteriormente le entrega la Condecoración "José Clemente Orozco". En 1959, el presidente Lic. Adolfo López Mateos, le entrega la Condecoración Nacional de las Artes; lo propio hacen con él Japón y Francia. Fue miembro distinguido de la Sociedad Mexicana de Ciencias y Artes. En su ciudad natal, se le da su nombre a una calle y se pone una placa conmemorativa.
Son también importantes en su vida, hechos como, haber sido nombrado depositario legal de la obra de Ricardo Castro, por los herederos del compositor. Muy loable fue el rescate que hizo de los restos del gran maestro Ernesto Elorduy, a los que dio digna sepultura, pues iban a ser inhumados en una fosa común. Su rivalidad con Carlos Chávez, que se supone se originó por el premio concedido por Porfirio Díaz, y la fundación de la Facultad de Música de la UNAM, causó que el líder del nacionalismo musical lo vetara totalmente y se ignorara su obra y su personalidad de gran impulsor de la música mexicana.
Apenas ahora, se está empezando a reivindicar su figura. Después de treinta y cuatro años de búsqueda e investigación, su hijo, José Jesús Vásquez Torres, ha logrado crear un sitio en la red, dónde su obra y su información está al alcance de todo el mundo, dicho sitio se ha puesto a disposición apenas en marzo de este mismo año. Tal vez ahora, al fin, se de a la personalidad de José F. Vásquez, la dimensión de un gran músico mexicano del S. XX, y se le reconozca también en Yucatán, dónde dejó una importante labor con nuestra Orquesta Sinfónica de Yucatán. Hoy por hoy, José F. Vásquez, es un titán de la música mexicana, injustamente olvidado.
Las fotos son de Salvador Peña L.
Mérida, Yuc., a 13 de noviembre de 2020.
Este es el enlace del artículo original:
Modernismo, identidad nacional y las Impresiones (1922-1927) de José F. Vásquez, ejemplos del primer Impresionismo musical en México
Por Eduardo Flores Aguirre, mayo de 2017. - Estudiante de Maestría en Musicología, UNAM.
En el presente artículo explicaré cómo los artistas de la corriente Modernista establecieron las estructuras de relación con el poder político que fueron aprovechadas por los artistas que dieron identidad y legitimidad al régimen revolucionario. El cambio radica en un nuevo discurso ideológico orientado hacia la creación del arte nacionalista.
Los modernistas y el poder político
En México, durante el periodo del porfiriato, los lineamientos estéticos que venían de Francia tenían una enorme aceptación y valoración entre los intelectuales y artistas del país. El primero de ellos, el Modernismo, representa un movimiento de amplios alcances que involucra desde una visión y estilo de vida, hasta corrientes y teorías artísticas particulares. El segundo, el Impresionismo, componente importante del Modernismo, fue una corriente artística de gran importancia tanto en la pintura, la literatura y, por supuesto, la música.
En lo que respecta al Modernismo, veremos cómo los literatos adheridos a esta corriente propiciaron una relación diferente con la clase política, a diferencia de los hombres de letras de la generación anterior. Pero repasemos rápido qué es el Modernismo.
El término Modernismo como lo explica Max Henríquez Ureña, denomina un "movimiento de renovación literaria en la América española (...) [que] fue ante todo, un movimiento de reacción contra los excesos del romanticismo..."[1] Entre sus principales exponentes están Rubén Darío (1867-1916), José Martí (1853-1895), Amado Nervo (1870-1919), Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) y José Juan Tablada (1871-1945).
El Modernismo como corriente artística, influyó en otras disciplinas, pues marca una nueva manera de concebir el arte rechazando todo academicismo ortodoxo, y, simultáneamente, sintetizando la aportación de las principales corrientes anteriores a ella.[2]
Parte medular de la estética del Modernismo es su exaltación de los procesos de sinestesia en la creación artística, o por lo menos, su emulación e integración como parte de la técnica artística, originados a partir de sensaciones y percepciones. Esta perspectiva teórica y poética fue igualmente importante para los artistas del Impresionismo.
El Impresionismo apareció en Francia en 1874, raíz de la exposición presentada por un grupo de pintores independientes[3] que no seguían los lineamientos estéticos de la Academia.[4] En pintura, el impresionismo se caracteriza por su manifiesta intención de captar la luz y su incidencia en los objetos, tal como los ve el ojo, y fuera del medio controlado como lo es el estudio. Por lo tanto, los pintores impresionistas revolucionaron la técnica al salir a pintar al aire libre.[5]
Pronto, otras artes fueron fuertemente influenciadas por sus preceptos estéticos al evidenciar preocupaciones similares a las de los pintores impresionistas, como es el caso del compositor francés Claude Debussy (1862-1918, quien decía: "Mi deseo es reproducir lo que escucho."[6] La música impresionista se caracteriza, entre otras cosas, por la valoración del timbre[7] o "color" del sonido, como elemento de desarrollo.
Pronto, otras artes fueron fuertemente influenciadas por sus preceptos estéticos al evidenciar preocupaciones similares a las de los pintores impresionistas, como es el caso del compositor francés Claude Debussy (1862-1918, quien decía: "Mi deseo es reproducir lo que escucho."[6] La música impresionista se caracteriza, entre otras cosas, por la valoración del timbre[7] o "color" del sonido, como elemento de desarrollo.
La década de 1920-1930, el debate sobre la identidad nacional
En los primeros años posrevolucionarios, los intereses artísticos del país estaban tomando un rumbo muy diferente, acogiendo y promoviendo todo lo que se presentaba como representante de "lo nacional", provocando que los artistas de generaciones anteriores, algunos de ellos que incluso se habían formado en Europa, se adapten a los nuevos requerimientos estéticos, o los combinaran con sus antiguos estilos estéticos.
La influencia del Modernismo sobre el papel de los artistas en la sociedad dejó un legado permanente en la relación de los intelectuales con el poder, impactando fuertemente en el Ateneo de la Juventud, para quienes la revaloración del mundo estético tiene una fuerte implicación educativa.
La diferencia entre modernistas y ateneístas radicó en que los primeros pensaban en sus pares, en la élite artística e intelectual, de ahí su inclinación cosmopolita; mientras que los segundos se propusieron civilizar a las masas, debilitando el elitismo modernista al invocar la idea de espíritu y el concepto de mestizaje. Así pues, el concepto de civilidad de los ateneístas, resulta más acorde con la ideología del nuevo régimen revolucionario, que veía en los modernistas un reflejo de la dictadura porfiriana.[12] En este proceso fue fundamental la figura de José Vasconcelos.
Sin embargo, los intelectuales revolucionarios mantuvieron las estructuras y las formas de la relación que los modernistas establecieron con el poder, así como la oferta de un capital simbólico, cuyo valor cultural e ideológico era legitimador del régimen. Así mismo, el cambio de régimen también implicó un cambio de discurso en el arte, ahora los artistas en vez de dirigirse a la élite artística, se dirigen, la mayoría de las veces a un sector que antes no era tomado en cuenta: el pueblo.
Esto desató un debate muy importante sobre cuál es el arte nacional, la respuesta parecía lógica de acuerdo al origen de la revolución: pues el arte que hace el pueblo. Y entonces se realizaron toda una serie de misiones "evangelizadoras",[13] para recolectar la música del pueblo.
Muchos compositores académicos, acorde con las exigencias estéticas en turno, adoptaron el empleo de materiales folclóricos en sus composiciones, producto de esa labor de investigación.[14] Se comenzó por definir cuáles eran los géneros de auténtica expresión popular, entre los cuales se encontraba el corrido y el jarabe.
Pero, durante esa década, otros compositores siguieron con las propuestas estilísticas y estéticas de los modernistas, para quienes no existía aún una ruptura con su tradición, pues apenas se iba a consolidar la institucionalización del arte que daría identidad a la nación. Tal es el caso del compositor José F. Vásquez (1896-1961), particularmente con sus cinco series de piezas para piano, Impresiones, escritas entre 1922 y 1927, escritas en pleno debate sobre la identidad nacional.[15]
Las cinco series de Impresiones (1922-1927) de José F. Vásquez
Quienes nos dedicamos a la musicología, tenemos que explicar la música como una expresión de los fenómenos sociales y culturales del momento en que fue creada. Por otra parte, también tenemos que dar cuenta de las características intrínsecas de la música. Para esto, debemos tomar en cuenta que el análisis de las estructuras musicales nos puede dar una clave del pensamiento musical del compositor, y por tanto, el papel que juega este pensamiento en relación con otros personajes del campo,[16] en el ámbito musical y los diferentes puestos o relación con el poder.[17] Sin embargo, pido una disculpa al lector, ya que ese análisis quedará pendiente para otra ocasión.
Me limitaré a mencionar sucintamente alguna interesante característica de las cinco series de Impresiones, como que en ellas, en sus formas predominantemente simétricas, se les añaden los ingredientes impresionistas, los cuales no parecen presentarse de acuerdo a sus propias necesidades de desarrollo. Esto me lleva a pensar en ellas como piezas experimentales, y como una necesidad del autor de dialogar con las tendencias internacionales. Al mismo tiempo, su fuerte arraigo tonal es un indicio de las preferencias estéticas del compositor,[18] pues en esta época, se cuestionaba la pertinencia y vigencia del sistema tonal, y sobre todo, que su potencial expresivo parecía agotarse junto con las formas musicales que en ella se reproducían.
En el contexto de un compositor urbano formado en el conservatorio, la influencia de las prácticas académicas pueden ser determinantes, como señala Gabriel Pareyón: "José F. Vásquez insinúa ya en su periodo maduro de compositor, a través de sus textos manuscritos, su propia convicción de que lo "nuevo" debe estar alimentado por las bases teóricas asimiladas en la experiencia académica..."[19] Esto explica su estima por el uso del sistema tonal como el más autorizado por generaciones de músicos del canon clásico.
Para Vásquez, el modernismo, entendido éste como tendencia vanguardista, es una necesidad, una consecuencia lógica y por tanto, inevitable, cuyo problema es la irreflexiva rendición ante lo novedoso:
El modernismo, una etapa lógica en la creación musical, se ha constituido en un problema tremendo para el creador. Su preocupación constante es no quedarse atrás, hablar el lenguaje del momento; pero esto obliga a muchos a ser deshonestos consigo cuando convierten el placer de crear en un proceso puramente cerebral.[20]
Para concluir, podemos considerar que en Vásquez, su reticencia a crear temas de carácter nacional o folclórico, su no condescendencia a lo popular,[21] revelan que parte de su ideal estético, por lo menos en la década del veinte, se encuentra en las convicciones de los modernistas. Igualmente, su participación en la fundación de la Facultad de Música de la Universidad (1929), puede ser interpretada como esta actitud "de lujo o buen tono", en palabras de Carlos Chávez, que revela su idea de "elite" artística e intelectual. Y así, algunas aportaciones de la corriente Modernista terminaron perdiendo terreno frente al nacionalismo y su determinante peso institucional.
Bibliografía:
Azuela de la Cueva, Alicia. Arte y poder. México: El Colegio de Michoacán/FCE, 2005.
Barajas Martínez, Luis Fernando. Una plutocracia literaria: Crónica, crítica y poder en el modernismo mexicano. México: UNAM, 2014.
Bourdieu, Pierre. "Los campos como microcosmos relativamente autónomos", en Los usos sociales de la ciencia. Buenos Aires: Edit. Nueva Visión, 1997. pp. 71-101.
Carrillo, Julián. Tratado sintético de harmonía. Nueva York: G. Schirmer, 1915.
Henríquez Ureña, Max. Breve historia del modernismo. México: Fondo de Cultura Económica, 1978.
Moreno Rivas, Yolanda. Rostros del nacionalismo en la música mexicana. Un ensayo de interpretación. Fondo de Cultura Económica. México, 1989.
Palmer, Christopher. Impressionism in music. Nueva York: Charles Scribner's, 1973. p. 18.
Pareyón, Gabriel. José F. Vásquez: Una voz que a los oídos llega. Guadalajara: Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 1996.
Samson, Jim. Music in transition: A study of tonal expansion and atonality, 1900-1920. London: J. M. Dent, 1993.
Suárez Miramón, Ana. El Modernismo: compromiso y estética en el fin de siglo. Madrid: Edit. Laberinto, 2006. (Arcadia de las letras)
Toledo Guzmán, Liliana. El programa de música de las Misiones Culturales: su inscripción en las políticas integracionistas posrevolucionarias y en la construcción del nacionalismo musical mexicano (1921-1932). Morelos: El Colegio de Morelos, 2017.
Vela, Arqueles. El Modernismo. Su filosofía, su estética, su técnica. México: Edit. Porrúa, 1949. (Sepan Cuantos... 217)
Hemerografía
Heine, Christiane: "El impresionismo musical en tres obras para piano de compositores españoles: Vicente Arregui (1902), Salvador Bacarisse (1922) y Joaquín Turina (1930)", en Anuario Musical: Revista de Musicología del CSIC, 1997.
[1] Max Henríquez Ureña. Breve historia del modernismo. México: Fondo de Cultura Económica, 1978, p. 11.
[2] Véase Ídem, p. 13 y ss.
[3] Claude Monet (1840-1926), Edouard Manet (1832-1883), Edgar Degas (1834-1917), Camille Pissarro (1830-1903), Paul Cézanne (1839-1906), entre otros.
[4] Institución creada en Francia en 1816 con el fin de establecer las normas estéticas del arte clásico del siglo XIX en la pintura, la música y la arquitectura.
[5] El impresionismo representa una revolución en la historia del arte porque reorienta los valores estéticos de la creación y la apreciación artística. Tanto en la pintura como en la música, el impresionismo está basado en una valoración de la percepción por encima de las normatividades estéticas. Esto significa que, mientras el arte clásico es un arte normativo, y en ello descansa parte de su valor estético, el arte impresionista confía esencialmente en la percepción genuina del artista, plasmada en la obra de arte.
[6] Christopher Palmer. Impressionism in music. Nueva York: Charles Scribner's, 1973. p. 18.
[7] El timbre es la cualidad que permite diferenciar un sonido de otro, tanto entre instrumentos, como entre todos los sonidos que produce un instrumento. Es el resultado de la combinación de factores como forma, material con que está hecho, y la combinación de armónicos de un instrumento. En el lenguaje musical corriente se le suele llamar "color", por una analogía visual bastante afortunada, que describe dicha cualidad.
[8] El sociólogo francés Pierre Bourdieu propuso la teoría de los campos como el conjunto de relaciones que establecen individuos ligados por una profesión, ambiente y habitus, y la posición que cada uno de ellos (agentes), ocupa en el campo. La autonomía del campo depende de la relación que establezca con otros campos, como el económico, el político, el científico, etc.
[9] Recordemos que los escritores de generaciones anteriores además de dedicarse a la producción literaria, desempeñaban cargos públicos. Naturalmente, eso no quiere decir que los artistas del Modernismo y posteriores, no asumieran dichas funciones. Para los primeros era una necesidad y hasta un deber ético, para los segundos no.
[10] Luis Fernando Barajas. Una plutocracia literaria: Crónica, crítica y poder en el modernismo mexicano. México: UNAM, 2014, p. 139.
[11] En Europa, desde comienzos del siglo XIX, a raíz del ascenso de la burguesía, la revolución industrial y el capitalismo, se venía consolidando la autonomía del campo artístico, es decir, esta oferta de capital simbólico para legitimar el dominio cultural de la burguesía.
[12] En este proceso no la figura de José Vasconcelos (1882-1959) fue fundamental, y así mismo, la de los "maestros misioneros". Véase la tesis de Liliana Toledo El programa de música de las Misiones Culturales: su inscripción en las políticas integracionistas posrevolucionarias y en la construcción del nacionalismo musical mexicano (1921-1932). Morelos: El Colegio de Morelos, 2017.
[13] Es muy revelador la transfiguración o el paralelismo que tuvieron estas misiones culturales con la vieja evangelización de la conquista.
[14] Sería interesante analizar, en este sentido, si la estética del primitivismo, aunque con elementos técnicos muy elaborados o complejos, es ideológicamente más cercana a la mentalidad de las masas, que venían cobrando espacio dentro de los discursos democráticos.
[15] Es importante señalar que el empleo de técnicas impresionistas en la composición musical no es propio de los compositores que de alguna manera no integran el canon "duro" del nacionalismo. Los nacionalistas eventualmente (Chávez, por ejemplo, en sus primera obras), llegaron a emplear esos recursos. Las diferencias serán objeto de otro artículo.
[16] El campo es el conjunto de relaciones que establece un grupo de individuos ligados por una profesión, disciplina, ambiente y habitus específico y las posiciones que cada quien ocupa dentro de ese mismo campo; fue un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu para explicar los fenómenos artísticos.
[17] Ya que, en efecto, las formas musicales también son un ámbito de sociabilidad, de ahí que el análisis de sus estructuras pueda tener algún sentido dentro de ese ámbito de sociabilización.
[18] El impresionismo musical ha sido analizado como una reinterpretación del sistema tonal, véase Jim Samson. Music in Transition: A Study of Tonal Expansion and Atonality, 1900-1920. London: J. M. Dent, 1993. También Christiane Heine. "El impresionismo musical en tres obras para piano de compositores españoles: Vicente Arregui (1902), Salvador Bacarisse (1922) y Joaquín Turina (1930)", en Anuario Musical: Revista de Musicología del CSIC, 1997.
[19] Gabriel Pareyón. José F. Vásquez: Una voz que a los oídos llega. Guadalajara: Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 1996. p. 17. No se puede determinar en el texto si la palabra "nuevo" fue expresada por Vásquez.
[20] Vásquez citado en Pareyón. Op. Cit. p. 17. Cursivas mías. Me pregunto, ¿a qué estilo o técnica de composición se refiere Vásquez?, ¿sería acaso al dodecafonismo? En consecuencia, ¿de qué año es este texto y a propósito de qué lo escribió? Estos textos, señala Pareyón, fueron parte de la tesis de Rosa María Partida, y carecen de referencia alguna.
[21] La única obra de Vásquez, conocida hasta ahora con motivos regionales, es el tercer movimiento de su Tercer Concierto para Piano y Orquesta (1936/1954), donde cita la melodía del Cielito lindo. Mención aparte se encuentra la temática indigenista de su "ballet azteca" La Ofrenda (1931).
Esquizofrenia universitaria
Esquizofrenia universitaria
Por Samuel Máynez Champion
Es motivo de alegría que la
Fundación Príncipe de Asturias haya galardonado en este 2009 a la
Universidad Nacional Autónoma de México con su premio de
Comunicación y Humanidades. Los méritos de nuestra universidad,
considerada como el mayor centro de enseñanza de habla hispana en el
mundo, fueron obvios en el momento de su designación, aunque es de
destacar que el galardón se otorgó también como reconocimiento a
su generosidad. Recordemos que la UNAM se prodigó en darle cobijo a
aquella generación de exiliados españoles que escapó del horror de
la guerra civil para reencontrar en México la vida y el aprecio
denegados por su patria. Una pléyade de filósofos, científicos,
artistas y demás académicos forzados al destierro llegó para
ensanchar con sus saberes la cultura nacional. Entre ellos se
contaban, nada menos, que siete rectores universitarios.
Recibido el premio es oportuna la reflexión: ¿Por qué a nuestra benemérita Alma Mater no le costó trabajo promover la valía de aquellos eminentes españoles y en cambio se atora tanto en el reconocimiento de su propia gente? ¿Cómo puede hablar nuestra raza si las manifestaciones del espíritu se menosprecian por sistema? ¿Dónde está la congruencia entre las actitudes y postulados que enarbola la máxima casa de estudios? ¿Son siempre sus hombres más aptos en quienes recaen los destinos universitarios?...
Viene muy a pelo citar el compromiso hacia las artes, y en especial hacia la música, que asume desde su inicio en 1980 la Fundación Príncipe de Asturias. En primera instancia reconoce las graves deficiencias de la educación musical que se imparte en el Principado asturiano confiando a pie juntillas en los beneficios y cohesión social que la buena música proporciona. Instaura, pues, un intensivo programa de coros para todas las edades y una vez que se instila la necesidad de hacer música funda una escuela que abre sus aulas a niños y jóvenes de cualquier procedencia. Para la titularidad de las cátedras contrata a maestros de renombre entre los que sobresalen Los virtuosos de Moscú quienes, al cabo de un trabajo serio y bien coordinado, logran resultados loables.1 En menos de tres décadas Oviedo se convierte en referente para las actividades artísticas de la región y en capital europea de la cultura.
Asumiendo que los asturianos tienen razón en concederle preeminencia al arte sonoro, vale la pena encauzar la lectura hacia la somera mención de las incongruencias y deslealtades que imperan en nuestra máxima casa de estudios; al menos en el ámbito musical. ¿No es de extrañar que al momento de la planeación de la Ciudad Universitaria a nadie se le haya ocurrido incluir un espacio para su facultad de música? ¿No llevaba ésta suficientes lustros como inquilina incómoda en distintos edificios universitarios?2 ¿No había sido un desdeño manifiesto que la extinta facultad de música - actualmente Escuela Nacional de Música − hubiera tenido que funcionar durante sus primeros seis años de vida dentro de los retazos de tiempo que la Facultad de Filosofía y Letras dejaba libre?3 ¿Por qué no existe un aula con el nombre del primer director de la facultad y, en cambio, en el Centro Cultural del campus universitario existe una Sala para conciertos de cámara bautizada en honor del principal detractor de la música hecha por universitarios? ¿No es una aberración que la Orquesta Filarmónica de la Universidad no se haya dignado difundir la vasta producción musical de su fundador y que tampoco contemple una vinculación efectiva con los egresados de la Escuela Nacional de Música? ¿Por qué se nombró en 2001 como titular de la Dirección General de Música a un abogado que hizo de su gestión un escaparate para sus veleidades musicales?...
Intentemos algún esclarecimiento. Contra toda evidencia, a la música se le ha otorgado a regañadientes el estatus de ciencia exacta y su inclusión dentro de las carreras universitarias ha costado pleitos y lágrimas. Digamos, escuetamente, que la incorporación de las maestrías y doctorados en música es una conquista en vías de desarrollo cuyos frutos no han podido aquilatarse aún. Es indudable que la formación de músicos con miras a un futuro menos lóbrego, necesitará abrir su espectro hacia otras áreas tradicionalmente relegadas. El profesionista de la música de los años venideros ya no podrá seguir siendo un sujeto que consume su existencia entera moviendo los dedos -o las cuerdas vocales − y midiendo distancias con los brazos; su desarrollo musical deberá ir a la par de su desarrollo humano y éste tendrá que acompañarse de la investigación musicológica y de un saber menos reductivo, en otras palabras, habrá de tender hacia una formación humanística que vislumbre la universalidad del conocimiento. Senda ironía en una era de hiper especializaciones.
Con respecto al primer director de la facultad de música anotemos que las luchas que enfrentó como adalid de un grupo de maestros que querían defenderse de las imposiciones del cacique Carlos Chávez (1899-1978), serían motivo de sobra para que su labor tuviera reconocimiento. Se llamaba Estanislao Mejía (1882-1967) y creó música para piano, sinfónica, de ballet y para la escena.4 Chávez, hábil en sus manejos políticos e intrigante en sus relaciones profesionales, se había empeñado en la readscripción del Conservatorio a la SEP, para desvincularlo, definitivamente, de la esfera universitaria. En su juicio, el músico no necesitaba de los conocimientos que la Universidad podía brindarle. Como ofrenda a la memoria del ubicuo Don Carlos apuntemos que también se encarnizó con José F. Vásquez (1896-1961), fundador de la Sinfónica de la Universidad, ya que su vil ocurrencia de crear otra orquesta empañaba el aura chavista como director de la Sinfónica de México. Por razones ineluctables, la luz de los reflectores mexicanos no alcanza jamás para alumbrar segundones.
Vásquez se aferró en sus empeños, pero para la historia oficial no es más que un iluso competidor de Chávez.5 No debe de sorprendernos que su música no se toque nunca y que en las temporadas de concierto que coordina la Dirección General de Música de la UNAM se ratifique a Chávez en detrimento de Vásquez.
El abogado que se adueñó de la música universitaria pasó posteriormente a la presidencia del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes dejando una impronta inferior a la magnitud de su talento. Hay quienes lo llaman maestro Vela.
En vista de que los músicos de concierto son un gremio en perenne exilio social es necesario recordarles que el mejor refugio para sus desequilibrios es la aceptación de la esquizofrenia nacional.
1 Los alumnos egresados de la Escuela Internacional de Música que patrocina la Fundación son incorporados en las filas de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Al día de hoy, la actividad concertística que realizan en concomitancia con las agrupaciones corales, no se da abasto por las demandas que la sociedad civil les impone. Prueba de la excelencia artística alcanzada es la depuración de su discografía.
2 Las instalaciones propias fueron edificadas hasta 1976 en la calle de Xicoténcatl № 126, en la colonia del Carmen Coyoacán.
3 La facultad de música compartió desde 1929 hasta 1935 el edificio de Mascarones en la ribera de San Cosme.
4 Se trata de la ópera en un acto Edith que nunca se ha puesto en escena. Con mínimas excepciones, los manuscritos de Mejía siguen aún cubiertos de polvo en anaqueles y cajones.
5 Se recomienda la audición de su Tercer Concierto para piano y de sus Lieder para voz y cuerdas. Es de lo poco que se ha grabado de su enorme corpus musical.
Revista Proceso, 7 de julio de 2009.
Lucha contra el olvido
Por Eduardo Escoto
Con la esperanza de obtener un apoyo de carácter oficial para el rescate y difusión de la obra del músico de origen jalisciense José Francisco Vásquez (1896-1961), su hijo -del mismo nombre- hizo llegar el pasado mes de abril una solicitud al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) planteando la realización de un proyecto que contempla, entre otros puntos, la digitalización y edición de sus partituras, así como la producción de una grabación con selecciones de su música.
Tal propuesta no es en sí misma algo extraordinario, al encontrarse correctamente fundamentada en la relevancia de la trayectoria de un prolífico compositor nacional que cuenta con más de 200 obras, entre las que se pueden mencionar cuatro sinfonías, ocho óperas, un poema sinfónico, numerosas canciones, música de cámara, música coral, para piano, etcétera. Más aún si se tiene en cuenta que también trabajó con éxito en la docencia, dirección orquestal y promoción musical, particularmente del género operístico. Fue director fundador de la hoy Orquesta Filarmónica de la UNAM, creó su propia compañía de ópera y fue maestro fundador de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, entre muchas otras actividades.
No obstante y como cabía esperar, la respuesta fue negativa, argumentando las autoridades no contar "con partidas presupuestales, ni con la facultad para llevar a cabo este tipo de proyectos".
Desafortunadamente, este caso es uno de muchos. Proyectos como el realizado el año pasado en torno a la figura de José Pablo Moncayo resultan ser gratas excepciones. Pero aquí cabe preguntarse entonces ¿quién podrá tener facultad para concretar proyectos como el aquí citado si no es el mismo Conaculta? A nivel oficial podría pensarse en las secretarías de Cultura estatales y municipales, que no es raro que también se encuentren en apuros presupuestales. La respuesta se encuentra, por lo tanto, en los esfuerzos particulares de investigadores, promotores y asociaciones culturales.
Es cierto que tales actores complementan con su labor (muchas veces desinteresada) los alcances de las instituciones creadas para atender estas tareas, pero el problema es cuando esta manera de proceder se vuelve la norma. Estos gestores deben desarrollar por su cuenta y riesgo un trabajo demandante sin detenerse por no contar "con partidas presupuestales". Ellos mismos deben procurarse recursos, promover, defender y desarrollar sus proyectos, cuidando hasta el último detalle de su realización.
Visto de esta manera, pareciera existir una concepción y un interés muy diferente de la preservación del patrimonio cultural entre los ámbitos oficiales y particulares.
Sin embargo, es cierto que existen canales abiertos para atender propuestas de este tipo; el propio Conaculta hace anualmente convocatorias en este sentido dentro de programas en los que se otorgan valiosos estímulos. Quizá lo más triste del caso aquí expuesto sea que en la escueta respuesta presentada no se dedicara ni un renglón a sugerir este tipo de opciones.
Estos proyectos enfocados a sacar del olvido legados artísticos de relevancia comprobable son mucho más que reivindicaciones de carácter nostálgico o personal, pues tratan de asegurar la transmisión de las manifestaciones artísticas del pasado que así lo merezcan para que puedan influir en el presente, requisito indispensable para la generación de una cultura, que es lo que en última instancia nos define como humanos.
El Informador, 1 de junio de 2013.
Redes sociales contra el olvido del músico clásico José F. Vásquez
Por Guadalupe Lizárraga
CIUDAD DE MÉXICO.- El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes rechazó recientemente el proyecto para impulsar el rescate y difusión de la obra del músico jalisciense José F. Vásquez (1896-1961). Ante la negativa de esta institución, el hijo del compositor clásico ha emprendido una campaña independiente en las redes sociales para dar a conocer, con voz propia, el proyecto de su padre integrado por más de 200 obras musicales, entre las que destacan cuatro sinfonías, ocho óperas y música de cámara y piano.
El argumento de CONACULTA es que no tiene presupuesto para materializar el proyecto que incluye la digitalización y edición de partituras, así como la grabación de material inédito. Sin embargo, su hijo José J. Vásquez, no se resiste a que México y el mundo olvide al destacado fundador de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, creador de una compañía de ópera y maestro fundador de la Escuela Normal de Música de la UNAM.
De acuerdo a la biografía de Wikipedia, "el caso del Maestro José F. Vásquez forma parte de una larga lista de notables músicos mexicanos que solamente son conocidos por los especialistas en la materia, pero que son totalmente desconocidos para el gran público en general; no sólo como compositores, sino también como personajes distinguidos de la historia cultural, de este país latinoamericano".
José J. Vásquez señaló que tuvo que rescatar algunas partituras de su padre en el mercado de ocasión La Lagunilla, y cuestionó el "menospreciode un patrimonio cultural que tarde o temprano se convertirá en un legado colectivo para todos los mexicanos".
La iniciativa de difusión masiva en las redes sociales se encuentra en la página de Facebook https://on.fb.me/18NAUuc y en Youtube. En ésta se puede conocer la carta que José J. Vásquez, desde Barcelona, donde hoy radica, solicita al presidente de CONACULTA, Rafael Tovar y de Teresa, la atención al proyecto del compositor clásico. Ahí mismo apuesta a la solidaridad de las redes para rescatar del olvido un acervo cultural que en otros países sería una orgullosa prioridad.
Invito a todos los amantes de la música y de la cultura, a mostrar aquí su apoyo a esta iniciativa, agregándose con un clic de: me gusta, a esta página contra el olvido y de ser posible a compartirlo con sus amigos.
Las redes sociales son un instrumento con voz propia.
Muchas gracias.
Barcelona, España, 05 de abril de 2013.
Lic. Rafael Tovar y de Teresa
Presidente de CONACULTA
Presente:
Ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, me dirijo a usted por este medio con objeto de poner en su conocimiento el caso del Maestro José F. Vásquez, músico, compositor, maestro y director de orquesta, y una de las figuras más notables de la cultura mexicana a lo largo de tres décadas, quien el próximo 19 de diciembre cumplirá 53 años de haber desaparecido sin que hasta la fecha se haya reconocido su labor profesional.
A fines de 1997, estando usted en este mismo cargo, y teniendo en puerta la presentación del libro: José F. Vásquez, Una voz que a los oídos llega, de Gabriel Pareyón, le hice partícipe de una invitación al evento. Por aquel tiempo la mayoría de las partituras habían sido localizadas.
El Maestro Vásquez es uno de los músicos mexicanos, conocidos sólo por los especialistas en la materia, pero totalmente desconocidos para el gran público en general y como consecuencia, también su música.
La obra de Vásquez comprende un abanico bastante amplio integrado por más de 200 obras, entre las que se cuentan:
Siete óperas, cinco sinfonías, tres conciertos para piano y orquesta, dos conciertos para violín y orquesta, el tríptico sinfónico, Acuarelas de Viaje, la Sinfonietta, la Suite Romántica para orquesta de cuerda, una Misa de Réquiem, el Ballet Azteca, La Ofrenda, las cantatas: IV Centenario de la UNAM, y Liberación, una serie de 60 lieder, además de numerosos obras para cámara; un material que en su mayoría fue recuperado tras un prolongado periodo de investigación, debido al extravío de casi tres décadas, y que hoy está plenamente identificado y disponible para ser dado a conocer.
Por todo lo anterior me dirijo a usted con el objeto de poner a su consideración un proyecto de rescate que consta de cinco puntos principales:
1) Digitalizar la totalidad de la obra.
2) Editar las partituras.
3) Organizar un homenaje en el año 2013.
4) Realizar alguna grabación conmemorativa.
5) Efectuar el traslado de sus restos mortales a la Rotonda de los Hombres Ilustres.
Como última información agrego que, si ya una vez la obra musical de José F. Vásquez estuvo extraviada por décadas y expuesta a la suerte, no sólo se debió a su muerte, o tres años después a la de la violinista Gloria Torres, mi madre, sino esencialmente al descuido por el patrimonio de dos niños huérfanos, en primera instancia, pero también al menosprecio de un patrimonio cultural que tarde o temprano se convertirá en un legado colectivo para todos los mexicanos.
Y si bien casi todo el material está depositado en la Biblioteca de la ENM de la UNAM, el papel se deteriora poco a poco y aunque sea poco probable que se repita, yo tuve que rescatar partituras de un bazar de la Lagunilla, y no es deseable que un acervo cultural perteneciente a todos, corra riesgos de destrucción o desaparición, o peor aún, de deterioros irreparables, contando con las herramientas cibernéticas contemporáneas.
Por todo lo anterior, señor licenciado, hoy, solicito la intervención de un amante del arte, como es usted, para encabezar el rescate de la memoria de un músico y de su obra, pues dada la situación actual, es absolutamente necesaria la intervención del Gobierno de la Nación, con objeto de preservar esta obra musical de manera definitiva.
Todo lo anterior, estimado licenciado, puede explicar a usted la naturaleza de mi petición.
De antemano he de agradecer la atención que preste a la presente solicitud, y la respuesta que me haga favor de llegar.
Le saludo muy cordialmente y me pongo a sus órdenes.
Atentamente
Maestro José J. Vásquez
* Se adjunta síntesis biográfica de José F. Vásquez, inscrita en el Oxford Dictionary, Wikipedia, y Compositores de Música Clásica.
Una voz que no llega al oído
"Una voz que no llega al oído" *
Por Samuel Máynez Champion
Cuando Juan Rulfo sacó a la luz su novela Pedro Páramo en 1955, los círculos literarios mexicanos no perdieron ocasión para encontrarle defectos, criticándola como a un engendro donde su autor había olvidado las reglas de la buena escritura. ¿Nos sorprende? ¿Existe algún deporte nacional más practicado que el demérito de los demás como justificación de la mediocridad propia? ¿Sabemos de alguna tendencia menos arraigada que la del menosprecio por lo nuestro?...
No en balde José Revueltas (1914-1976) sostenía que el devenir histórico es como una lagartija a la que hay que atizar para que avance. Así forjamos nuestra conciencia patria: como animales que necesitan ser sacudidos para que se destapen los oídos y abran los ojos, como autómatas que deambulan frente a las esquinas rotas de la nación. Pero tampoco los golpes garantizan una toma de conciencia frente a la desmemoria; el olvido, metáfora perversa de subsistencia, nos configura como una raza gobernable que evade con maestría la repulsión que su circunstancia le provoca.
¿Nos extraña que el poder supremo sea ejercido por individuos coprolálicos y viciosos, que los ministros de educación se atavíen con las hojas de parra de su ignorancia, que los dirigentes de la cultura sean vanagloriados en su docta ineptitud o que los militares diseminen su irracionalidad como héroes?...
¡Qué importa que se destinen cada vez menos recursos para educación y cultura! ¡Qué importan los desacatos al sentido común y al bien comunitario! ¡Qué importan la desnutrición infantil y la drogadicción juvenil! ¡Qué importa la delincuencia o la enajenación ciudadana! Qué importa. Hemos aprendido a perder el control de nuestros sentidos a fuerza de transitar por la senda de la negación.
* Paráfrasis del título de la única biografía realizada hasta el momento sobre José F. Vásquez por Gabriel Pareyón."Una voz que a los oídos llega" Secretaría de Cultura del Gobierno de Jalisco. México 1996.
De este jaez, el rescate de la obra de un músico mexicano condenado al silencio parecería asunto secundario, empero, la identidad colectiva reposa sobre el quehacer de sus artistas, pensadores y filósofos. Son ellos quienes delinean los rasgos de su fisonomía; es su obra aquella que consolida con mayor pujanza nuestra noción de pertenencia.
En el corazón de estas digresiones es donde podemos situar al compositor jalisciense José F. Vásquez (Arandas, 1896 - Ciudad de México, 1961) quien, ni siquiera muriéndose, alcanzó el consabido reconocimiento póstumo. Al mencionar su nombre nos topamos con alguna conjura urdida en su contra quizá, por fantasmas todavía omnipotentes...1 El hecho palpable es que su vasta producción musical yace en completo abandono y que ni siquiera la Orquesta Sinfónica de la Universidad (Hoy OFUNAM) de la que fue artífice y director titular durante 25 años, ha realizado esfuerzos concretos para difundirla. (PROCESO, 1705)
El corpus musical de la obra vasquiana enlista cuatro sinfonías,2 siete óperas,3 un ballet (La ofrenda), una misa de Réquiem, dos poemas sinfónicos (Estampas y Tres acuarelas), tres conciertos para piano y orquesta, dos para violín y orquesta,4 una sustanciosa colección de lieder para voz y cuerdas y muchas obras camerísticas. (Entre éstas últimas hay composiciones para piano solo, dúos, tríos y un inusual cuarteto para chelos). Huelga decir que el acervo de manuscritos que se conserva en la biblioteca de la Escuela Nacional de Música sigue inédito y que no ha habido ningún atisbo de voluntad para proceder con su elemental tarea de edición.
En cuanto a las peculiaridades estilísticas y extensión de la obra, podríamos parangonarla con la de Sergei Rachmaninoff (1873-1943), aunque la del maestro ruso se difunde generosamente por el éter y la de nuestro compatriota acumula estratos de polvo. Resulta obligado el paralelismo con Rachmaninoff, ya que los vanguardistas de su época lo tacharon, también a él, de retrógrado y anacrónico y, de haber existido, podrían haberse aplicado los mismos criterios para enjuiciar la obra de corte tardoromántico de Vásquez. Pero, curiosamente, casi no disponemos de comentarios adversos para lograr entender el rechazo y exclusión que le reserva la vida musical mexicana.5
No faltará quien argumente que no es la cuantía sino la calidad lo que abre las puertas de la aceptación pública pero eso nos conduce al terreno de los juicios a priori. Es imposible calificar algo que se desconoce, tanto así como querer abrazar al viento. Tampoco faltará quien esgrima juicios negativos por el simple de hecho de tratarse de un compatriota que no recibió una educación musical europea. (Vásquez se educó en el Conservatorio Nacional de Música y sólo logró salir del país cuando era un músico plenamente formado)
Si José F. Vásquez, pianista, compositor, pedagogo, director de orquesta y decidido embajador de la música mexicana, consagró toda su energía vital a los quehaceres inherentes al arte sonoro, ¿no es la lápida de silencio que lo cubre una injuria que nos compromete moralmente a todos?
Inútil negar que el presente no puede ser pleno si subsisten hendiduras en el conocimiento del pasado. Prioritario rescatar esos trozos dispersos de nuestra genealogía musical. Es la vocación por nuestra cultura el mejor antídoto contra los páramos en que nos ha hundido la rapiña y estupidez de nuestras castas dominantes.
1 Alusión a Carlos Chávez (1899-1978) quien se autoerigió como contrincante del jalisciense. Chávez solía ofrecerle más dinero a los músicos que Vásquez reclutaba para que se fueran con él a la Sinfónica de México y nunca cesó de diseminar intrigas para que los miembros del incipiente patronato de la orquesta universitaria se echaran para atrás con sus donativos.
2 La primera fue compuesta por Vásquez a los 19 años de edad, estrenándose en 1915.
3 La última fue compuesta en 1928 y su puesta en escena acaeció hasta el 28 de mayo de 1961 en el Teatro de Bellas Artes. El rol de Enrique lo desempeño Plácido Domingo (1941--....). En vista de los próximos festejos para el bicentenario y el centenario sería de augurarse que se rescatara su ópera Los mineros pues la acción se desarrolla en el mineral del Oro en Zacatecas en tiempos de la revolución... aunque ya se bosqueja que en la gran reapertura del Teatro de Bellas Artes para septiembre de 2010 se escenificará la ópera "Don Carlo" de G. Verdi.
4 El segundo fue estrenado el 13 de abril de 1947 por el violinista Henryk Szeryng (1918-1988) y el propio compositor al frente de la Orquesta Sinfónica de la Universidad.
5 Se sugiere la audición comparativa de los conciertos para piano y orquesta número 3 de ambos. El de Sergei Rachmaninoff , en re menor op. 30 cuenta con más de 120 grabaciones en el mercado; el de José F. Vásquez, carente de opus, se ha grabado una sola vez.... Particularmente bien lograda es la metamorfosis musical que logra Vásquez con el tema de Cielo Lindo en el tercer movimiento.
Revista Proceso, 30 de agosto de 2009.
México: en busca del compositor José F. Vásquez
Por Jaime Moreno Valenzuela
Vásquez nació en Arandas, Jalisco el 4 de octubre de 1896 y murió en el DF el 19 de diciembre de 1961. (Foto: Cortesía Familia Vásquez Cano)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 18 de enero de 2015.
- Hace tres décadas comenzó la búsqueda del archivo perdido del compositor tapatío José F. Vásquez Cano (1896-1961), uno de los más importantes y olvidados creadores de música clásica del siglo XX. La investigación llevó a su hijo a encontrar partituras en el popular mercado de La Lagunilla y en archivos particulares de la Ciudad de México dentro de cajas de cartón, en la Escuela Nacional de Música de la UNAM y hasta en un bazar de Argentina. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Juan Carlos Talavera.
De momento sólo ha recuperado 40 por ciento de este archivo musical, integrado esencialmente por partituras y programas de mano que ya envió al Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim) para su protección, y espera la próxima grabación del pianista Rodolfo Ritter donde recupera una obra de su padre, comenta a Excélsior José J. Vásquez.
Pero también espera la posibilidad de organizar un proyecto que permita, en 2016, mostrar la música de este compositor olvidado, cuando se cumpla el 120 aniversario de su nacimiento.
«Primero quiero decir que esta recuperación no la veo como un capricho familiar, sino como un rescate de patrimonio artístico para las futuras generaciones, pues ya se sabe que la vida humana es breve, pero el arte no... éste trasciende», comenta José J. Vásquez vía telefónica desde España, donde ahora vive.
Sin embargo, reconoce que durante 2011 -año en que su padre cumplió medio siglo de fallecido- tocó muchas puertas para que distintas orquestas interpretaran este repertorio, pero no tuvo éxito.
«Hace cuatro años mi padre cumplió 50 años de muerto y me pareció buen momento para que saliera del olvido. Entonces escribí al Conaculta y algunas orquestas, como la OFUNAM, pero sólo se consiguió que tocaran su poema Acuarelas de viaje. Así que pasó totalmente desapercibido», recuerda.
La primera pregunta que surge es: ¿cómo un archivo así pudo extraviarse? La historia es muy simple, relata el hijo y heredero. Cuando José J. Vásquez tenía diez años, su padre falleció. Tres años después su madre también murió.
«A partir de entonces mi hermana y yo sufrimos un expolio de todos nuestros bienes, incluyendo las partituras de mi padre. Así que pasaron muchos años para que yo me diera a la tarea de buscar la única herencia que podía conservar.»
La búsqueda inició en 1985 a partir de información proporcionada por exalumnos y músicos que conocieron al compositor. «Al mismo tiempo intenté que se tocara su música, pero desde entonces ha sido terriblemente difícil. No creo que desde 1987 se hayan tocado más de diez veces algunas obras de mi padre, aunque tiene una producción que incluye siete óperas, cinco sinfonías, conciertos para piano y orquesta, para violín y orquesta, poemas sinfónicos y mucha música de cámara».
De momento, asegura, al menos ha conseguido recuperar poco menos de la mitad de la obra, la cual, insiste, ya envió al Cenidim para su protección, custodia y preservación.
Incluso, ya existe un precontrato firmado entre el porpio Cenidim y José J. Vásquez, heredero de los derechos de la obra, aunque todavía falta la firma del documento formal donde se detalla el destino de las composiciones de F. Vásquez.
Partituras traspapeladas
Pero al hablar de extravíos no todo es cosa del pasado, pues, no hace mucho tiempo, algunas de estas partituras le fueron confiadas al director mexicano Enrique Bátiz, quien las solicitó para presentarlas en algún escenario. Pero ahora éstas se han «traspapelado».
Quizá sea una confusión o un olvido. Hace algunos años mi hermana le entregó unas partituras a Enrique Bátiz. Él las recibió con el deseo de tocar la música de nuestro padre, pero los años han pasado y eso no sucedió. Hace poco intenté recuperarlas e incluso fui a casa de Bátiz, pero no hubo manera de recuperarlas, porque al parecer las tiene traspapeladas», lamenta.
Lo mismo ha sucedido con algunas partituras que deberían estar en la Escuela Nacional de Música (ENM) de la UNAM, pues en ocasiones los investigadores sí han conseguido localizar algunas, pero en otras no.
Sin embargo, el heredero asegura que la idea es integrar todo el material del compositor en el Cenidim. «Sé que el material de la ENM es complicado, pero tengo fe en que se pueda hacer en un futuro, pues yo soy el heredero de la obra y me gustaría buscarle un lugar común a este archivo», asegura.
Por último adelanta, que para 2016, año en que se cumplirá el 120 aniversario del natalicio de su padre, insistirá en reponer su repertorio: «Volveré a plantearlo y a escribirle a las autoridades en turno del Conaculta, pero también a la UNAM, cuya orquesta fundó y sostuvo durante 25 años contra viento y marea».
Pero la idea no será que se toque un concierto conmemorativo y ya, sino que se realice un rescate integral de su figura y su obra. «Créeme, lo volveré a intentar y buscaré todas las opciones».
Las extraviadas
Según el catálogo de la obra musical de Vásquez Cano, una de las primeras piezas que escribió fue Sueño de amor Op. 3, que data de 1910, una fantasía para piano solo, en un movimiento, cuya partitura original se encuentra extraviada.
Otra pieza en la misma situación es Monna Vanna, de 1917, una ópera lírico-dramática y, según declaraciones del propio compositor, su puesta en escena se frustró, porque su protagonista, la soprano Monna Vann, debía actuar... desnuda.
También están extraviadas las partituras de sus Estudios para piano solo No. 1, 2 y 3, creados entre 1925 y 1926; el mismo caso es el del Concierto Nº 2 para violín y orquesta, de 1946, el cual fue estrenado el 13 de abril de 1947, con Henryk Szeryng como solista, y el autor dirigiendo a la Sinfónica de la UNAM.
Su cantata Sinfonía mímica, de 1959, tampoco ha sido localizada. Fue encargada por el novelista Mauricio Magdaleno para la inauguración del teatro al aire libre del parque Venustiano Carranza, en la colonia Balbuena.
Al igual que las Suites para piano No. 1 a la 3, de la década de los años veinte; la Romanza No. 1 para violonchelo y piano; sus Estudios para piano No. 1 a 3 y los Preludios para piano N0. 2, 4,5, 7, 8, 9 y 10.
Rancho Las Voces - Revista de Arte y Cultura / Ciudad Juárez, Chihuahua.
Fuente original: Excélsior, 18 de enero de 2015 - Juan Carlos Talavera.
México se olvida de uno de los fundadores de la Escuela Nacional de Música
José Francisco Vásquez, fundador de la Escuela Nacional de Música, legó un vasto acervo sinfónico al país. Sin embargo, la Academia lo ha olvidado por diversas razones.
Por Myrna Martínez,
Fue fundador de la OFUNAM, de la Escuela Nacional de Música de la UNAM y de la Escuela Libre de Música que lleva su nombre; además compuso óperas, conciertos, ciclos de lied, y más de 200 obras musicales. Sin embargo, la creación del compositor José Francisco Vásquez (Arandas, Jalisco, 1896-1961) está prácticamente condenada al silencio y al deterioro.
Su hijo, José J. Vásquez, ha sido el principal promotor del rescate y difusión de este acervo, que finalmente es resguardado en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical del INBA (Cenidim) y en la Facultad de Música de la UNAM.
Desde Barcelona, donde radica desde hace 11 años, Vásquez cuenta que su padre falleció en 1961 y dos años después su madre, la violinista Gloria Torres. Al quedar huérfano a los 12 años, él y su hermana fueron despojados de sus pertenencias y enviados a un internado. Todo se perdió: fotografías, instrumentos y sobre todo, las partituras. Hace tres décadas emprendió una búsqueda detectivesca para recuperarlas. Rascó en cada recoveco de su memoria para recordar rostros, nombres o apodos de músicos, y siguió pistas hasta encontrar las páginas arrumbadas en cocheras, en bibliotecas y en puestos de La Lagunilla.
Después de recuperar la mayoría de la obra -buena parte en mal estado-, comenzó a tocar puertas en instituciones culturales para digitalizarla, pues hay partituras de más de 100 años que corren peligro de perderse. El proceso burocrático, afirma, ha sido desgastante.
El viacrucis empezó en 2011, cuando el escritor y dramaturgo realizó una petición a Conaculta, durante la administración de Consuelo Sáizar, para rendir homenaje a su padre, que ese año cumplía 50 años de fallecido. Narra que el coordinador de asesores le prometió darle seguimiento. No ocurrió nada. Con la misma suerte intentó otras gestiones ante la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados y la Secretaría de Cultura de Jalisco.
En abril de 2013 le envió una carta a Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta. "Meses después y quizá como resultado a mi insistencia, me escribió Tovar para disculparse por haber extraviado mi carta y para citarme. Cuando le hice ver mi residencia en Barcelona, ofreciendo que a la cita podría ir un representante mío y mi abogada, no volví a tener noticias".
Vásquez ha encontrado en la página de Facebook dedicada a su padre, el mejor medio para difundir su causa. Por ella llegó al Cenidim, donde actualmente se encuentra el 40 por ciento del acervo, que permanece sin digitalizar.
José F. Vásquez encabezó el movimiento de separación del Conservatorio Nacional, en ese entonces dirigido por Carlos Chávez, que llevó a crear en 1929 la ENM, ahora Facultad de Música de la UNAM. Allí se encuentra el resto de la obra. "He recibido diferentes versiones del estado de las partituras. Me han dicho que no se han terminado de digitalizar", comenta con inquietud.
Tras un año sin recibir información sobre los avances, le escribió en enero pasado una carta al rector José Narro Robles, en la que le solicitaba, entre otros puntos, la digitalización de las partituras y una copia de ese material para su difusión. En Semana Santa, dice Vásquez, recibió respuesta del director de la ENM, Francisco José Viesca Treviño. Vía correo electrónico, le dijo que le hablaría para darle seguimiento a su solicitud. Hasta el momento no ha sido contactado.
José F. Vásquez le entregó 40 años de su vida a la Universidad, en las salas de concierto y en las aulas. En la Sala Nezahualcóyotl hay una placa con su nombre y en los programas de mano de la OFUNAM se le menciona, pero en cinco años, la orquesta sólo ha tocado un par de piezas.
PILAR DE LA ÓPERA NACIONAL
Casi toda la producción de Vásquez ha sido recuperada y si bien hay músicos que han interpretado alguna partitura, no hay planes para reponer alguna de sus siete composiciones operísticas.
El investigador José Octavio Sosa, coordinador de Estudio de la Ópera de Bellas Artes, destaca que Vásquez también fundó la Compañía Mexicana de Ópera y fue el gran impulsor de la música nacional. A él se deben varios estrenos en una época en la que era más difícil que ahora programar ópera mexicana.
"En su catálogo operístico, que sería importante conocer, hay obras como El Mandarín, El Rajáh, Monna Vanna, Los Mineros y Vasco Núñez de Balboa. Ojalá las escuchemos algún día", dice Sosa, quien destaca El último sueño, estrenada en Bellas Artes en 1961, con Plácido Domingo y Martha Ornelas, y Citlali.
Entre los proyectos propuestos a la UNAM, Vásquez espera que prospere la realización de un disco conmemorativo para el 2016, por los 120 años del natalicio de su padre.
El Financiero, 9 de julio de 2015.
Joyas encontradas
Por Pablo Espinosa
He
aquí un hallazgo: Eccomi!, un disco de ópera que sale del entorno
conocido para poner en su lugar frescura, aire refrescante en un
género tan manido como saturado, pues abundan las grabaciones con
las mismas arias de siempre: Verdi, Puccini, Leoncavallo, Donizetti y
vuelta a empezar. Por el contrario, este documento artístico rescata
joyas del posromanticismo mexicano que yacían en el olvido hasta que
la soprano Verónica Murúa rescató estas partituras y las canta de
manera formidable.
Es un disco ameno, agradable, bien cantado, bien tocado. Una joya.
La maestra Murúa extiende sus méritos a la manera de su colega romana Cecilia Bartoli: se convierte en detective, arqueóloga, excavadora de montañas de documentos en bibliotecas, fondos documentales para sacar a luz partituras olvidadas, expuestas al deterioro del paso del tiempo, la polilla, los gusanos, el polvo, la humedad y ni siquiera Indiana Jones le llega a los tobillos, pues ella, al igual que la Bartoli, ponen sobre un atril esos tesoros encontrados para hacer una música bellísima, rescatada de la desidia.
El antecedente de Eccomi! Data de siete años: Postromanticismo mexicano: antología de obras para voz y piano, disco nacido de una primera investigación donde, en pos de obras de Melesio Morales (1838-1808) la búsqueda dotó de obras de otros autores mexicanos decimonónicos: Gustavo E. Campa (1863-1934) y Ricardo Castro (1864-1907), entre otros olvidados.
¿Por qué olvidados? Respondería don Chava Flores: Por múltiples razones. Fundamentalmente por lesiones ideológicas: el priísmo nacido dizque de la Revolución Mexicana se apoderó de la cultura nacionalista para imperar y borrar todo vestigio que oliera a porfirismo. Decimonónico se volvió sinónimo de fúchila.
En el canto de Verónica Murúa y la música que interpreta la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM) se demuestra que la música decimonónica mexicana es sinónimo de belleza.
Por cierto, estamos hablando también de otra primicia: este es el primer disco que graba la OJUEM.
Abre esta grabación la obra de Melesio Morales que titula el disco, Eccomi, e inicia así un viaje fascinante por la música que escribieron en distintos estilos los autores aquí convocados, por igual belcantistas que wagneritas, hiperrománticos, afrancesados, italianitas. Coloraturas, estilizaciones varias, adornos bonitos. Variedad. Exquisiteces.
El cuadernillo interior del disco contiene un ensayo de José Noé Mercado: Ópera mexicana: una identidad desconocida, en el cual, de manera amena, nos transporta desde el nacimiento del arte de la ópera hasta la genealogía de las obras que escuchamos con deleite en esta grabación valiosa y valerosa.
A Melesio Morales sigue Estanislao Mejía (1862-1867), Antonio de María y Campos (1836-1903), Felipe Villanueva (1862-1893), José F. Vásquez (1896-1961), Julio M. Morales (1863-1945), Ernesto Elorduy (1854-1913) y repite Estanislao Mejía.
Todas ellas obras bellas. Una en especial, Keofar, el aria De mi amor el sol hermoso, escrita por Felipe Villanueva, se queda en el cerebro abanicando frescura, sutil encanto. El track ocho se convirtió en el favorito del Disquero.
Y en eso coincide el joven maestro Iván López Reynoso, cantante él también y director de orquesta, al frente de la OJUEM en esta grabación y comentarista del disco en el track final, precedido por la bella voz de civil (jeje, es decir, la voz hablada en la vida cotidiana, no la cantante soprano) de Verónica Murúa, en entrevista.
Todo un documento, este disco incluye dos entrevistas, las referidas, a Iván López Reynoso y a Verónica Murúa, una rareza en grabaciones discográficas y una gran conveniencia para el escucha, que recibe toda la información respecto de lo que acaba de escuchar.
Este disco, Eccomi! se consigue en la cadena de tiendas cuyas iniciales son Gandhi, en la tienda de discos de la Sala Nezahualcóyotl y en la Facultad de Música de la UNAM.
Aiquir.
Periódico La Jornada, sábado 24 de octubre de 2015.
El nacionalismo musical mexicano
Jorge Velazco
José Francisco Vásquez (1896-1961), también producto social del área tapatia de Rolón y Miramontes, fue alumno de Julián Carrillo y recibió un
premio de manos de Porfirio Díaz (1896-1961), razones al parecer suficientes para obtener el derecho a la congelación profesional por parte de Chávez y su grupo.
Su culta y bien acabada música, de inquietud nacionalista pero tamizada por los ecos de las voces creadoras de Ricardo Castro y Ernesto Elorduy en cuanto a su relación con esferas muy concretas de la vida mexicana, no sólo fue totalmente ignorada por la escuela oficial, sino que puede actualmente considerarse perdida.
Vásquezfue un importante promotor de la música mexicana, sobre todo de la obra de los autores que no comulgaban con Chávez, y su actividad en ese campo alcanzó niveles misionales. Vásquez omitió la referencia nacionalista directa en los títulos de sus obras y su orientación estética no estaba muy lejana del espíritu de Massenet con toques cercanos a Debussy; sin embargo, los temas mexicanos empapan sus composiciones, como se puede ver en la ópera Citlali (1922) y en Tres acuarelas (1929), las diversas colecciones de Lieder para canto y orquesta (1929, 1930, 1932, 1934, 1939 y 1960) y las cinco series de Impresiones para piano (c. 1920-1927).
Su obra no tuvo, ni ha tenido la proyección que merece y que la estructura profesional de la música mexicana requiere. La última representación de Atzimba de Castro fue dirigida por Vásquez, antes del extravío -quizá definitivo- de la partitura manuscrita del autor, que condiciona la extinción de la más importante obra mexicana del siglo XIX,ya que jamás alcanzó el favor de una edición. Antes Cuauhtémoc (1929).
(Fragmento de: El nacionalismo musical mexicano - Jorge Velazco) Cuadernos de música iberoamericana, Vol. 6, 1998.
Periódico Milenio Diario de Jalisco - 18 de julio de 2015.
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